El administrador público del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile, Felipe Barrientos, cuenta sobre su estudio de las subjetividades y prácticas espaciales con niños y niñas, además de entregar su enfoque acerca de la crisis migratoria que vive nuestro país. En esta nueva entrega de Alumni UChile, además, comparte sus anhelos de una sociedad más justa y con libertad de expresión. Felipe Barrientos es administrador público de la Universidad de Chile de profesión y fotógrafo de vocación. Aunque tras salir de la Casa de Bello realizó un Magíster en Ciencia Política y hoy cura un doctorado en Geografía y Ciencias Sociales, la fotografía es una herencia familiar que ha buscado mantener y profundizar con investigaciones visuales, centradas en “las subjetividades y prácticas espaciales de la infancia migrante haitiana”, según explica.
Trabajando en el Programa de Movilidad Estudiantil (PME) de nuestra Universidad, Felipe comenzó su relación con familias migrantes colaborando en “talleres para niñas y niños los días sábados por la mañana, debido a que sus familias estaban trabajando en la feria. Creo que el resultado fue exitoso. Por mi parte, continué en contacto con los gestores de la iniciativa y fui profundizando en ello hasta pasar a ser parte central de mi investigación”, relata.
Específicamente, esta labor del alumni de INAP se enfoca en la fotografía analógica en blanco y negro (ver imágenes adjuntas), buscando “capturar las subjetividades de les niñes migrantes y materializarla de alguna manera. En ello, veo hartos símbolos, partiendo por lo obsoleto y lejano que es la fotografía analógica hoy en día, y lo que significa que sea en blanco y negro. Además, llevar este tipo de experiencias a una población extremadamente vulnerable hoy en día es abrir también un canal para que ellos sean los que se expresen sin intermediarios”.
En el marco de este trabajo fotográfico, Felipe realizó talleres en dos colegios municipales de la comuna de Pedro Aguirre Cerda, entregando conocimientos básicos de fotografía a niñas y niños de entre 10 y 14 años. En este espacio, el administrador público cuenta que sus principales hallazgos estuvieron relacionados con “las consecuencias que ha dejado la pandemia, agudizando las diferencias de clases, niños con problemas de lenguajes que olvidaron el español, niñas haitianas que pasaron meses solas en sus casas y la partida de la comunidad haitiana hacia destinos como México o Estados Unidos”.
Infancia migrante en Chile y sociedad justa
Dentro de las revelaciones que ha tenido el estudio fotográfico de Felipe, destaca la precarización en los temas migratorios que hay en Chile, y que molestan debido a lo que afecta a las niñas y niños que viven sus primeros años de vida en nuestro país.
“La infancia no debería estar atravesada por concepciones abstractas como nacionalidad. Sin embargo, hay un racismo incrustado fuertemente en la historia nacional. Donde lo blanco europeo aparece como el ideal, y se denosta lo indígena, lo negro y mestizo. Creo que el Estado tiene como deber garantizar a la infancia el derecho a la educación y eso en estos momentos no se está cumpliendo en Chile”, explica el alumni UChile.
“La política del garrote fracasa y lo seguirá haciendo. El cerrar fronteras, aumentar los niveles de discriminación y racismo en base a la nacionalidad y color de piel en la entrada solo genera que las personas busquen otras maneras de ingresar a Chile. Las deportaciones masivas han demostrado que funcionan como un espectáculo para el matinal, pero con cero impacto a la hora de solucionar el problema”, agrega.
Por otra parte, y ante la posibilidad de una nueva Constitución que permita mejorar el problema de la crisis migratoria y otros temas, Felipe dice que “me gustaría imaginar una sociedad donde todes tuviesen la oportunidad de expresarse cuando las cosas no le parezcan justas, independiente de tu nacionalidad, sexo y color de piel. Sé que parece canción de John Lennon, pero creo que es necesario la existencia de la utopía para poder seguir viviendo”.
“Creo que oportunidades como las que estamos viviendo actualmente no se dan dos veces y la apuesta debe ser grande. Tenemos una oportunidad histórica de tener una constitución de vanguardia, donde todas aquellas aristas que históricamente han estado excluidas ocupen un lugar central. Temas como el género, pueblos indígenas, medio ambiente, han ganado legítimamente su espacio después de décadas de lucha y creo que existe una conciencia y solidaridad al respecto de ampliar este espectro a temas como la migración. Si bien no garantiza su ejecución, sí establece un marco desde donde comenzar la discusión”, concluye.Nota: Diego Espinoza ChacoffFotos: Felipe BarrientosJueves 10 de marzo de 2022