Especialistas analizan costo socioeconómico de la obesidad en Chile

Esta semana, el Informe Mapa Nutricional 2020 de la JUNAEB reveló un alarmante incremento de la obesidad en escolares. El mayor aumento se produjo en estudiantes de 5º básico, donde la prevalencia de sobrepeso u obesidad alcanzó al 64 por ciento. Frente a este escenario, el Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Chile (INTA) reunió a expertos y expertas para analizar los costos de la malnutrición por exceso en nuestro país, fenómeno que -de acuerdo a un estudio de la Escuela de Salud Pública de nuestro plantel- significará una carga superior a los 3 billones de pesos anuales hacia el 2030.La obesidad es una enfermedad crónica no transmisible, de origen multifactorial, que se diagnostica a partir de un Índice de Masa corporal (IMC = Peso/Talla2) igual o superior a 30. Habiendo alcanzado prevalencias tan elevadas a nivel mundial, la Organización Mundial de la Salud (OMS) la definió como pandemia en 2010. Cada año, mueren cerca de 2.8 millones de personas por causas asociadas a la obesidad o el sobrepeso.
Chile no es una excepción en esta tendencia. De hecho, somos el país con mayores tasas de sobrepeso y obesidad en adultos en la OCDE. La prevalencia en personas a partir de los 15 años es de 74.2 por ciento, muy lejos del 58.2 por ciento que registra la media en la organización. Nuestros números superan a países como Estados Unidos y México, que eran -hasta hace poco- los países que lideraban esta clasificación. La última Encuesta Nacional de Salud (2016-2017) reveló que casi el 40 por ciento de la población chilena adulta tiene sobrepeso y cerca de 35 por ciento tiene obesidad. Es decir, casi tres de cada cuatro chilenos presentan algún grado de malnutrición por exceso, cifra que aumentó diez puntos porcentuales desde 2010.
Ningún grupo de edad es ajeno a esta realidad. El Informe Mapa Nutricional 2019, elaborado por la JUNAEB, mostró datos alarmantes sobre estado nutricional de la población escolar chilena, previo a la pandemia. El documento reveló que un 52 por ciento de los escolares tiene sobrepeso u obesidad. Un grupo especialmente crítico ha resultado ser el de los estudiantes de 5º básico, donde el 60 por ciento presenta algún grado de malnutrición por exceso. La edición 2020 de este informe, dado a conocer esta semana, muestra que la población de 5º básico tuvo un alza de cuatro puntos porcentuales respecto del año anterior, alcanzando un 64 por ciento.
Causas y costos de esta pandemia
Frente a este preocupante escenario, el Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Chile (INTA) y la Embajada de Dinamarca en nuestro país reunieron a expertos y expertas para analizar el fenómeno desde una perspectiva económica, científica y de políticas públicas en el simposio "La carga socioeconómica de la obesidad en Chile".
La profesora titular del INTA, Dra. Raquel Burrows, explicó las condiciones evolutivas de esta epidemia mundial de obesidad y sus comorbilidades asociadas. De acuerdo a la académica, esta tendencia se relaciona con la exposición a un genotipo ahorrador, programado hace 300 mil años, a un ambiente donde prevalecen la dieta occidental y el sedentarismo. Esta discordancia (mismatch) lleva a la expresión de un fenotipo que se caracteriza por un riesgo más elevado de presentar obesidad, hiperlipidemia, hipertensión y resistencia a la insulina. Cabe señalar que estas programaciones se transmiten entre generaciones, como ha sido ampliamente documentado en la literatura científica, tanto en modelos animales como humanos.
Otra programación epigenética, explica, tiene que ver con la desregulación de nuestra conducta por exposición al estrés psicosocial en etapas temprana de la vida. Es decir, el entorno de crianza influye en la programación de funciones metabólicas y endocrinas que subyacen al comportamiento. Factores pre y postnatales que pueden impactar la conducta son el estrés materno durante el embarazo, la calidad del vínculo materno, la pobreza, la depresión y ansiedad materna, la violencia psicológica y social en la infancia. “Estudios de seguimiento muestran cómo el estrés crónico subyace al mayor riesgo de obesidad, expresión fallida de la función cognitiva, conductas adictivas y mayor riesgo de depresión y psicopatía en poblaciones de alta vulnerabilidad social”, señala la Dra. Burrows.
El último consenso de la Academia Americana del Corazón, publicado en 2018, identificó la exposición a un ambiente adverso en la niñez y la adolescencia como un importante determinante de un hipercortisolismo crónico que lleva a la obesidad, la diabetes tipo 2 y las cardiopatías coronarias más tarde en la vida. Por otra parte, un estudio realizado por la académica del INTA en el Estudio Longitudinal de Santiago, una cohorte da nacimiento cuyos participantes empiezan a cumplir 28 años, mostró la relación que existe entre la adversidad psicosocial temprana y el riesgo cardiometabólico en la adolescencia. A los 16 años, la presión arterial, el IMC y perímetro de cintura y la prevalencia de Síndrome Metabólico aumentaron consistentemente conforme a la vulnerabilidad de los sujetos del estudio.
El enfoque evolutivo ayuda a entender por qué el ejercicio físico debe estar presente en la vida diaria, cosa que no está ocurriendo al día de hoy. Ayuda a entender también por qué la pobreza y la privación tienen un impacto tan poderoso en la salud y en la vida útil. Y por qué ambos deberían ser un objetivo primario en intervenciones destinadas a prevenir y tratar la malnutrición por exceso y sus complicaciones”, explicó.
En el marco del mismo simposio, el profesor Rony Lenz, economista y académico de la Universidad Andrés Bello, analizó los costos de la obesidad en Chile a partir de un estudio liderado por la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile en el que participó durante el 2019. La investigación, titulada "Medición de la carga económica actual de la obesidad en Chile y proyección al año 2030: Propuesta de un modelo de análisis validado para la realidad del país", realizó proyecciones epidemiológicas sobre la mal nutrición por exceso en la población y los costos que esto significarían al país.
Modelos matemáticos basados en procesos estocásticos permitieron estimar en probabilidad la carga económica de la obesidad. De acuerdo a los resultados, una reducción de peso de un 7 a 10 por ciento en la población con obesidad de FONASA, susceptible de tratamientos farmacológicos, podría disminuir el gasto del GES y financiamientos complementarios de FONASA en cerca de un 40 por ciento.
Según el estudio, 130.866 millones de pesos anuales se destinan al tratamiento de la obesidad y sus consecuencias a nivel hospitalario. El gasto promedio del período 2010-2030 en atención de salud por causa de la obesidad podría llegar a 1.488 billones de pesos anuales. Se espera que al año 2030, los costos totales atribuibles al sobrepeso y obesidad asciendan a más de 3 billones de pesos anuales.
“La obesidad y sus comorbilidades dan cuenta de cerca de un 2,4 por ciento del gasto en salud y cerca de medio punto del PIB. Si al costo directo de la obesidad para el sector salud le sumamos el impacto que hay en el resto de la economía, cerca del 65 por ciento de los costos totales de la obesidad están relacionados con los costos indirectos de la obesidad. Y los costos directos e indirectos de la obesidad se van a elevar con el tiempo, por lo tanto, vamos a llegar al 4 por ciento del gasto en salud y a 1.5 por ciento del PIB en 2030”, aseguró.
El sobrepeso y la obesidad representan un importante costo, tanto desde una perspectiva sanitaria como de una perspectiva social más amplía en Chile. Para el académico, es necesario revisar las estrategias para combatir este fenómeno de una manera más estructural. Hacer un cambio en materia de políticas públicas y comenzar a considerar de manera formal la obesidad como una enfermedad crónica, más allá de tratar sus comorbilidades como la hipertensión o la diabetes, que significan una carga importante para el gasto en salud.Constanza FloresINTAViernes 26 de marzo de 2021