Sólo un 9 por ciento, en tanto, cree que la autoridad ha tomado en cuenta la opinión de padres, madres y apoderados frente a esta medida. Por otra parte, 47 por ciento afirma que su salud mental ha empeorado durante la pandemia debido al encierro y la incertidumbre económica. Estos fueron algunos de los resultados dados a conocer en los últimos informes 6 y 8 de Vida en Pandemia, estudio longitudinal de la Universidad de Chile sobre el impacto de la crisis sanitaria en la población que en esta etapa cuenta con el apoyo de Unesco.Este lunes 1 de marzo comenzaron las clases para los casi cinco millones de estudiantes escolares de todo el país, un proceso que busca avanzar hacia la presencialidad de manera voluntaria, gradual y fléxible, de acuerdo a la autoridad. El rechazo por parte del Colegio de Profesores a la medida que inicialmente buscaba la apertura general de recintos y la campaña de vacunación aún en marcha generaron una gran interrogante sobre este inicio de clases, a lo que se sumó la disposición de apoderados y apoderadas.
Este último aspecto fue analizado por Vida en Pandemia, estudio longitudinal de la Universidad de Chile sobre el impacto de la crisis sanitaria en la población. La investigación, financiada y apoyada en esta etapa por Unesco, indica en su informe N°8 que un 64 por ciento de los padres, madres y cuidadores/as manifiestaron que el regreso a clases debe estar asociado a la vacuna y que “Enviaría a sus hijos/as a clases presenciales cuando exista una vacuna; no antes”.
Las diferencias más significativas por grupo de análisis se presentaron según el tipo de establecimiento educacional. Quienes plantearon esta respuesta alcanzaron al 67 por ciento en escuelas municipales y al 68 por ciento en las particulares subvencionadas, cifra que llegó al 52 por ciento entre los recintos pagados. También se registró una distinción por rango etario. 67 y 68 por ciento de los más jóvenes, entre los entre los 20 y 29 años y entre los 30 y 39 años, respectivamente, se inclinaron por esta afirmación; mientras que los grupos mayores, entre 40 y 49 y mayores de 50, lo hicieron en un 59 por ciento.
Confianza en la autoridad
La encuesta, aplicada entre el 26 de noviembre y el 12 de diciembre pasado a padres, madres y cuidadores de niños, niñas y adolescentes entre cero y 18 años de distintas partes del país, reveló además una baja confianza en el gobierno, principalmente entre los más jóvenes, grupos de menores ingresos, y personas tanto en el sistema municipal como en el particular subvencionado.
Sólo 28 por ciento comparte “totalmente” o “en gran medida” la afirmación “Abriendo de nuevo las escuelas, el Gobierno busca que no se afecte negativamente el aprendizaje de los/as estudiantes”. En el otro extremo, quienes comparten “nada” o “poco” esta sentencia alcanza al 45 por ciento. Por otra parte, sólo 25 por ciento comparte “totalmente” o “en gran medida” la afirmación “Al Gobierno le preocupa que los/as estudiantes más pobres sean más perjudicados si se prolonga la educación a distancia”. Quienes comparten “nada” o “poco” esta sentencia, en tanto, alcanzan al 55 por ciento.
El estudio también plantea la disyuntiva que supone exponer a la población infantil al COVID-19 con la vuelta a clases como medida para normalizar la vuelta al trabajo de padres y madres. En este ámbito, 57 por ciento de las personas está de acuerdo “en gran medida” o “totalmente” con la expresión “El Gobierno piensa normalizar la vuelta al trabajo de los padres y madres, a costa de exponer a los/as niños/as al contagio del COVID-19”, mientras que aquellas que responden “poco” y “nada” sólo llegan al 24 por ciento. Los grupos de menores ingresos y asociados a escuelas municipales y particulares subvencionadas son los más críticos; mientras que los grupos de mayores recursos y asociados a escuelas particulares son los que menos comparten esta sentencia.
Por otra parte, sólo un 19 por ciento adscribe “en gran medida” o “totalmente” a la afirmación “El Gobierno está adecuando las escuelas en el sistema público para que los/as estudiantes retomen las clases y al mismo tiempo evitar que se contagien”. Quienes comparten “poco” o “nada” este juicio, en tanto, alcanzan el 57 por ciento.
Finalmente, sólo 9 por ciento participa “en gran medida” o “totalmente” del juicio “El Gobierno ha tomado en cuenta la opinión de los padres, madres y apoderados/as”; mientras un 73 por ciento lo comparte “nada” o “poco”. Las principales diferencias frente a esta afirmación están asociadas a las edades y a los niveles de ingresos. Si bien el rechazo a esta sentencia es alto y homogéneo, los jóvenes y personas de menores ingresos son los más críticos.
Respecto a las actuales diferencias sobre las condiciones de apertura, Irma Palma, académica de la Facultad de Ciencias Sociales de la U. de Chile e investigadora principal de Vida en Pandemia, plantea que “el cierre de las escuelas fue una decisión presionada por la sociedad, y la apertura tendría que ser una decisión consensuada entre Gobierno y sociedad y, del mismo modo que hicimos en marzo de 2020, debiésemos hacer del paso a la educación presencial un proceso. Si el paso a la educación que tuvimos en 2020 fue inédito en la historia de la educación, el que vendrá también lo será”.
Impacto económico y estado de ánimo
El informe N° 6 de Vida en Pandemia, en tanto, reveló que el 47 por ciento de las personas señala que su salud mental ha empeorado durante la pandemia debido al encierro y la incertidumbre económica y 32 por ciento afirma que se siente desanimado o muy desanimado. El grupo más afectado, de acuerdo al estudio, es el segmento de menores ingresos, donde un 47 por ciento tendría problemas para comprar artículos básicos, 34 por ciento declara haber perdido el empleo en este período, 45 por ciento cree que es probable quedar desempleado y 56 por ciento piensa que la deuda del hogar aumentará.
La encuesta, aplicada a 2.019 personas, identificó que un 22 por ciento declara haber perdido su trabajo desde el inicio de la pandemia; 29 por ciento cree probable o muy probable quedar desempleados en los próximos tres meses; 42 por ciento piensa que es probable o muy probable que la deuda del hogar aumente; y un 43 por ciento sostiene que es probable o muy probable que el ingreso del hogar se reduzca en el mismo lapso.
El desglose por rango etario muestra que sólo 25 por ciento de los mayores de 50 años se sienten desanimadas/os o muy desanimadas/os, a diferencia del 35 por ciento de los más jóvenes. Además, el indicador sobre deterioro del estado de ánimo llega a 35 por ciento en las personas con dificultades para comprar artículos básicos y a 36 por ciento entre quienes tienen problemas para pagar medicamentos y/o mensualidades escolares. También se observa una diferencia importante según modalidad de trabajo. Sólo un 14 por ciento de quienes volvieron a trabajar de forma presencial reporta tener peor estado de ánimo; mientras que un 27 por ciento de quienes han continuado sus labores desde el hogar indica que su estado de ánimo ha empeorado.
Fabián Duarte, académico de la Facultad de Economía y Negocios de la U. de Chile, director del Núcleo Milenio en Desarrollo Social (DESOC) y uno de los investigadores de este estudio, señala que la magnitud del impacto de esta crisis se relaciona directamente con el nivel de fragilidad financiera y con la capacidad del Estado de proporcionar una red de apoyo que contenga la incertidumbre.
El académico explica que “las familias chilenas no visualizan una pronta recuperación, pues la percepción del futuro es pesimista, frágil y llena de incertidumbre. Esta fragilidad e incertidumbre económica repercute en el estado de ánimo de las personas y dificulta una recuperación del bienestar mental. Por todas estas razones, es fundamental que futuras políticas de corto plazo puedan corregir las incertidumbres y que las políticas de largo plazo se hagan cargo del deterioro de la salud mental”. Sin embargo, agrega, “la vacunación será de gran ayuda, permitirá reactivar la economía, abrir las escuelas y seguramente entregará un alivio a las personas, lo que tendrá repercusiones en su estado de ánimo y en la salud mental en general.”Texto: Cristian Fuentes ValenciaPrensa UChileLunes 1 de marzo de 2021