Saberes Docentes recoge y releva la mirada de los estudiantes

El Comité de los Derechos del Niño de Naciones Unidas advierte sobre el grave efecto físico, emocional y psicológico de la pandemia en los niños y hace un llamado a los Estados para proteger sus derechos. En Chile, cerca de 3.5 millones niños y niñas y jóvenes son los que se encuentran realizando actividades a distancia en nuestros país; y SABERES DOCENTES, Centro de Estudios y Desarrollo de Educación Continua para el Magisterio de la Facultad de Filosofía y Humanidades consultó a algunas y algunos de ellos para conocer su experiencia.

“En las emociones percibidas, el reporte que ellos mismos hacen respecto a cómo se están sintiendo en estas últimas semanas, las emociones que predominan son todas las negativas”. Esta  decidora frase se dio a conocer a inicios de mayo en el marco del seminario “La salud mental en el contexto de pandemia COVID-19” de la Comisión de Salud del Senado, donde se refirieron a la salud mental de niños, niñas y adolescentes que están con la modalidad online de sus estudios debido a la crisis sanitaria por efectos del COVID-19.
En la oportunidad, se abordaron las políticas y estrategias para la protección de este ámbito para quienes se encuentran en este proceso de enseñanza no presencial, lo que sin duda ha generado diversos trastornos en los hogares del país. En el seminario se presentó además información recopilada a través de una encuesta, en la que destacó lo pesimistas que se sienten los estudiantes respecto a lo que están viviendo.
“En el global, lo primero es aburridos, con un 63 por ciento; luego los niños dicen que están ansiosos y estresados como segunda prevalencia, y en tercer lugar molestos, frustrados. También aparece el tema de estar solitario, triste, deprimido o asustado y preocupado”, detalló Alejandra Arratia, directora ejecutiva de la fundación Educación 2020, a cargo de esta medición. 
Experiencias de niños, niñas y adolescentes
Conocer el tipo y condición del proceso de enseñanza que están siguiendo los y las estudiantes, y con ello la conectividad y la forma en que desarrollan sus clases virtuales. Esta fue la primera aproximación del equipo de Saberes Docentes a distintas comunidades educativas del país. 
Los alumnos del Liceo Agrícola José Abelardo Núñez de Arica, acceden las clases online una o dos veces por semana, siendo de 45 minutos cada una y, aunque valoran la posibilidad, reconocen que no están aprendiendo lo mismo que en el aula. “Las clases online me parecen muy bien, ya que me reencontré con mis compañeros, aunque no es lo mismo que una sala y el problema es que no todos tienen acceso a las clases virtuales y el internet se cae”, reconoce Jerson Pacco, estudiante de 2º año medio de este establecimiento educacional.
“Me han parecido buenas las clases, porque de las guías que mandan no se entienden muchas cosas”, agrega su compañera Constanza Olivares, a lo que Lilian Arellano complementa: “Gracias a eso sigo estudiando y no me quedo atrás con la materia, aunque no aprendo mucho, porque no es lo mismo que estar en una sala”. “Yo estoy aprendiendo”, asegura por su parte Shirly Lisbeth, del mismo liceo.
Desde Iquique, Alfonsina Sarmiento, del 8º año del Colegio Humberstone de esa ciudad, señala tener hasta ocho clases semanales de 45 minutos cada una, las que califica como “cómodas, ya que no es difícil adaptarse a las mecánicas de la aplicación que se usa, aunque siempre serán mejores las clases presenciales. Los profesores preparan con muy buen material las clases”.
En otro punto del país, Simón Ríos, alumno de 6º básico del Centro Educacional Monseñor Larraín de Curicó, tiene hasta 3 clases virtuales a la semana y señala que “las clases son buenas cuando los profesores saben usar bien la aplicación Zoom, con videos explicativos adicionales y aunque siento que estoy aprendiendo, creo que es un poco menos que en las clases normales”.
Más al centro del país, Camila Moya de 4º medio del Liceo Leonardo Murialdo de Santiago, tiene clases todos los días durante tres horas por jornada y dice que “las clases son buenas porque tenemos buenos profes y yo una buena conexión, aunque no debería existir este sistema, ya que no todos pueden conectarse”.
En tanto, Pascuala Hernández, quien cursa 8° año en el Liceo Carmela Carvajal, reconoce que “solo nos mandan guías y trabajos por classroom y muy pocas veces he logrado conectarme. La verdad no creo estar aprendiendo mucho, solo hago las cosas que tengo que hacer y en ningún momento sentí que aprendí, pero sé algunos datos más que antes”.
Pese a que estos alumnos señalan que con las clases virtuales aprenden en menor medida, existen casos que descartan que estén desarrollando un buen proceso de aprendizaje. Es el caso de Julieta Alarcón quien cursa 4° básico en el Colegio María Inmaculada de Providencia, y de Camilo Sánchez, de 1° medio del Colegio Juan Gabriel Videla de Ñuñoa. “No hemos aprendido nada”, coinciden.
Por su parte, Josefa Ramos, de 5º año de del Colegio American British de La Florida, con clases de media hora todos los días, señala que son “aburridas y creo que no aprendo mucho, como era antes”.
Situación contraria es la que describe Pablo Ibarra, quien cursa 8º básico en el Colegio Rubén Darío de La Reina: “Durante un tiempo fue difícil adaptarme al formato de clases online, ya que era algo nuevo y muy distinto. Con el tiempo se me hizo rutinario y empecé a acostumbrarme a este método de educación a distancia. De igual manera, he tratado de dar lo mejor de mí para poder seguir aprendiendo y no perderme de nada”.
Caso aparte es el de Elías Moya, alumno de 7° básico del Liceo Abdón Cifuentes de Conchalí: “Nunca he tenido clases online y solo me han mandado links con algunas guías del Ministerio para descargar y resolver”, explica.
La salud mental de los y las niñxs
“Extraño el patio, ahí jugaba con mis amigos y compañeros. En casa se me hace difícil ajustar los tiempos para hacer las tareas, ya que cuando mandan muchas no me queda tiempo para jugar”, dijo Simón Ríos.
Pascuala Hernández profundiza sobre este fundamental aspecto: “Extraño a mis amigas y la verdad no pensé que diría esto, pero extraño las clases presenciales, aprendía más que ahora y me divertía en todo momento, lo pasaba bien. Ahora también es difícil recibir la información completa y correcta, a veces me entero de cosas a última hora o no sé cómo se hacen y nadie me lo puede explicar, porque nunca hay nada claro”.
Análisis compartido por Pablo Ibarra, quien asegura que “lo que más extraño del colegio es juntarme con mis compañeros, poder hablar sin una pantalla de por medio y vernos las caras, conversar, reírse, todo lo que podíamos hacer en horarios de recreo”.
Así, en definitiva, las medidas del Estado frente a la pandemia del coronavirus deben estar basadas en el enfoque de derechos del niño y no sólo reducidas a medidas sanitarias. La promoción y protección de todos los derechos de la niñez, en este contexto de emergencia, es fundamental y deben estar en concordancia con la Convención sobre los Derechos del Niño.Comunicaciones Saberes DocentesLunes 8 de junio de 2020