Un modelo que prioriza las necesidades productivas por sobre el consumo humano, los cambios que sufrirán nuestros ecosistemas producto del cambio climático, y la escasez de agua potable en comunidades rurales en el contexto de la pandemia. Estos son sólo algunos de los aspectos asociados al problema del recurso hídrico que, en el marco de una nueva conmemoración del Día Mundial del Agua y frente al proceso constituyente en desarrollo, destacan tres académicos de la Universidad de Chile.
Todos los 22 de marzo desde 1993, la comunidad internacional conmemora el "Día Mundial del Agua". La fecha tiene como objetivo concientizar sobre su importancia para la vida y todo tipo de actividades, pese a lo cual, de acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), existen cerca de 2.200 millones de personas sin acceso al agua potable.
En esta ocasión, el lema que engloba las actividades que se están realizando durante esta jornada es "el valor del agua", no respecto a su precio, sino a la importancia que tiene para cada uno/a de nosotros/as. Para esto, la ONU puso a disposición una plataforma virtual en la que se pueden encontrar distintos materiales sobre las principales problemáticas en torno a este recurso, así como las opiniones de miles de personas que participaron de una campaña en redes sociales expresando la importancia que tiene el agua para ellos/as.
Desafíos para Chile
Pero ¿cuáles son algunos de los principales desafíos que enfrenta nuestro país respecto al agua? La directora del Departamento de Geografía de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la U de Chile (FAU), María Cristina Fragkou, destacó que hay dos tipos de factores que influyen: los hidroclimáticos, que determinan su disponibilidad, y los políticos, que definen las vías de acceso al agua, el régimen de su propiedad, y su distribución.
"Las decisiones políticas acerca del agua se pueden modificar y actualizar en las necesidades y problemas actuales. Asegurar el derecho humano al agua, por ejemplo, es cuestión de priorizar el consumo humano ante el industrial-minero o agrícola", aseguró la académica, quien relacionó esta discusión con el proceso constituyente que se está desarrollando en nuestro país.
"El problema principal de la Constitución actual es que preserva como sagrado el derecho a la propiedad privada (ante el bien común y la protección de ecosistemas y comunidades), mientras que el problema de la futura Constitución es que se hará durante un gobierno violento, antisocial, conservador, y sin la sensibilidad de reconocer la diversidad de la sociedad chilena y sus necesidades (en términos de etnia, clase social, géneros, etc.)", afirmó. Remarcó, en esta línea, que el principal obstáculo para estos cambios es la mantención del modelo de desarrollo extractivista que prioriza el lucro y el crecimiento económico, resultando urgente revisar el régimen de propiedad de las aguas, o en su defecto disminuir el volumen asociado a los derechos ya concedidos.
Consultado sobre los efectos de la megasequía que afecta a nuestro país desde hace más de una década, el académico de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la U. de Chile, Rodrigo Fuster, explicó que una reducción de las precipitaciones debido al cambio climático podría significar "que haya especies o ecosistemas que no resistan la nueva situación y pudieran tender a desaparecer, sin embargo, uno esperaría que haya una evolución y que aquellas especies que son más resistentes a la falta de agua empiecen a dominar ciertos espacios donde hoy dominan otras que requieren mayor cantidad de agua".
En ese sentido, aseguró que, dependiendo de la velocidad con la que ocurran estos cambios en la disponibilidad de agua, se podría producir un desplazamiento de las áreas abarcadas por los diferentes ecosistemas en el país. "Se podría suponer que ciertos ecosistemas semiáridos que tenemos en la zona central se desplacen hacia el sur, por lo que el paisaje que hoy en día hay en la V región o en la Región Metropolitana podría ser más común en la Sexta o la Séptima". Por lo mismo, el profesor Fuster llamó a cuidar los ecosistemas, en particular aquellos que tienen una función ecológica de abastecedores de agua como bosques o cabeceras de cuenca, ya que si se cuidan se podrá mejorar la capacidad de retención de agua, haciendo al ecosistema más resiliente.
Otro desafío importante para nuestro país, sobre todo en el contexto de una pandemia en la que una medida fundamental de autocuidado es el lavado regular de manos, lo representa la falta de acceso a agua potable de gran cantidad de población rural. Al respecto, la profesora Pilar Barría, académica de la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza, alertó que un 47,2 por ciento de la población rural en Chile no tiene abastecimiento formal de agua potable.
"El acceso al agua potable para el consumo de las personas y la necesidad de garantizar un abastecimiento seguro, continuo y en cantidades suficientes, toma gran relevancia en el contexto sanitario actual con el COVID-19", alertó Barría, quien hizo un llamado a definir una estrategia de largo plazo enmarcada en el enfoque de Derechos Humanos.
Finalmente, la profesora Barría, que es encargada de la Secretaría Técnica de la Mesa de trabajo “Agua y Medio Ambiente”, remarcó que para solucionar estas problemáticas no se requiere solamente de medidas tecnológicas, "sino que también de gestión, de política pública e inclusive de carácter constitucional, como cuestiones relevantes de abordar para que nuestro país mejore su situación".Texto: Felipe Ramírez, Francisca de la Vega, Roxana AlovaradoLunes 22 de marzo de 2021