Día de la Salud Mental: Expertos dan consejos para el cierre de año

Llevamos más de un año y medio de crisis sanitaria y solo quedan tres meses para terminar el año 2021, dos elementos que pueden llevar a muchas personas a somatizar o resentir el cansancio y desgaste, tanto físico como emocional. Es por eso que en el marco de una nueva conmemoración del Día Mundial de la Salud Mental, académicos de la U. de Chile entregan recomendaciones sobre cómo enfrentar lo que queda de año para evitar cuadros de stress y ansiedad.Mayor movilidad, el término de las cuarentenas y más permisividad en cuánto a aforos son algunas de las modificaciones que ha decretado el Gobierno, dada la disminución de casos de COVID-19 en el país. Esto ha hecho que muchas personas vuelvan de manera presencial o semipresencial a sus labores tanto profesionales como educativas, y/o personales, y que poco a poco comience a volver la “normalidad” que teníamos hasta antes de la pandemia.
Esta situación y los cambios que implica, más el cierre de un año que no ha sido fácil, dada la situación sanitaria que arrastramos desde marzo de 2020 cuando se registró el primer contagiado en el país, hacen que se generen posibles cuadros de estrés, ansiedad y cansancio extremo. En este contexto, y medio de la conmemoración del Día Mundial de la Salud Mental, académicos de la Universidad de Chile entregan una serie de recomendaciones para enfrentar los tres meses que quedan para finalizar el año, y analizan las repercusiones que ha dejado la pandemia en la población.
La psicóloga, académica de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile e integrante de la iniciativa SaludableMente, Olga Toro, explica que estos meses de balances y cierres de año, tanto a nivel laboral como educacional, además de la proximidad de las tradicionales fiestas de navidad y año nuevo, hacen que la carga se sienta más pesada y que sea necesario tomar ciertas medidas.
Lo ideal, dice, es que ante un mayor nivel de responsabilidades laborales, por ejemplo, lo mejor es tomarse el tiempo para hacerlas y planificar. “Es mejor dejarlas para después, no acumular más tensores de los que sea necesario o imprescindible”. También apunta a realizar actividades que nos permitan desconectarnos. “Darse espacios para actividad física, para compartir con la familia, con los amigos, y -de manera muy importante- no aislarse. La vida en comunidad, la vida social, es uno de los grandes protectores de la salud mental, es como la vacuna social para protegernos y cuidar nuestra salud mental".
Siguiendo con las recomendaciones, la profesora apunta a que si estamos con teletrabajo es buena idea “alternar actividad física entre esos horarios de trabajo y comer saludablemente”. También llama a la desconexión. “Apagar las pantallas, tener muchas horas sin ellas. Ahora, si la persona intenta hacer esto, pero aún le cuesta y tiene un mal dormir, se siente irritable todo el tiempo, y empieza a sentir pena, a deprimirse, es mejor buscar ayuda para tener un apoyo”.
Por su parte, Rodrigo Gillibrand, psiquiatra y académico del Departamento de Psiquiatría Oriente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, sostiene que debido a que este año ha sido además de cierta apertura, donde hemos tenido que acostumbrarnos a cómo vivir “en una normalidad distinta”, y dónde la apertura ha sido importante estando todavía en pandemia, se agregan más elementos de estrés.
En este sentido, propone “que las personas, en primer lugar, acepten y den cuenta de que sí es una situación estresante, y para hacerla menos estresante lo que tenemos que hacer es principalmente estar bien atentos a nuestras necesidades”. Agrega, por otra parte, que quizás una medida podría ser “llegar a acuerdos para no tener que hacer las cosas tan forzosamente, dosificar, si no nos vamos a sentir agobiados”. Para esto aconseja diferenciar entre las cosas que son obligatorias de las que podemos decidir, para -si es posible- ir soltándolas. 
El profesional enfatiza que “la dosificación es fundamental. Muchas veces hacemos cosas que son obligatorias o se nos cruzan las cosas, entonces es importante llevar una agenda, ir anotando, ir conversando dentro del seno familiar cuáles son las cosas que se van a hacer, cuales no se van a poder hacer y tomar las decisiones con la máxima antelación que se pueda”, dice.
“Conversar lo que nos está pasando"
Para ambos académicos, una estrategia importante a utilizar, sobre todo ahora que estamos a poco de terminar el año, es compartir con otros nuestros sentimientos, penas y preocupaciones. “Conversar acerca de las cosas con los más cercanos, acerca de lo que nos estresa, es una muy buena idea”, plantea Gillibrand.
Por su parte, la académica Olga Toro dice que si la persona está constantemente pensando en sus preocupaciones, si duerme mal, si siente que algo no anda bien en su día a día, lo mejor es comentarlo con los demás y de ningún modo aislarse. “Tratar de ponerle nombre a las emociones que hay detrás. Nombrar, poner en palabras qué es lo que le está preocupando a la persona”, sugiere.
En esta línea, explica que esta práctica consiste en “llevarlo al cerebro para volver a tener control de su vida. También se puede escribir qué cosas me están preocupando, con qué cosas me siento superado o superada, qué emociones están emergiendo, qué siento en el cuerpo. Puede mirarse como en un espejo y establecer una estrategia, porque va a tener que hacer un cambio, una estrategia para ver cómo se vuelve a una rutina más sana”, asegura la docente.
Salud Mental: desafíos futuros
Sobre esta materia, los académicos Esteban Encina y Rubén Alvarado, ambos del Programa de Salud Mental de la Escuela de Salud Pública de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, escribieron la columna "Inequidades en Salud Mental: ¿qué podemos hacer?". El artículo, escrito en el contexto de la conmemoración del Día Mundial de la Salud Mental, plantea que es necesario “actuar con un enfoque comunitario que nos permite proteger la salud mental de los miembros de esta comunidad, al mismo tiempo que brindamos ayuda y apoyo a quienes la necesitan”.
Además, abordaron el problema del acceso a salud en este ámbito que tienen las personas de bajo nivel socioeconómico, lo que se ha visto incrementado durante la pandemia. “El acceso, la oportunidad, el enfoque y la calidad de estos son características fundamentales para la existencia y mantención de estas inequidades. En la Encuesta Nacional de Salud, se encontró que las personas con síntomas depresivos y menor nivel educacional tienen menos posibilidades de acceder a un diagnóstico y tratamiento, en contraste con aquellos que tienen síntomas depresivos y un alto nivel educacional”.
En el documento, valoran la promulgación de la Ley 21.331, que busca proteger los derechos de personas con un diagnóstico de salud mental, siendo un hito para el país, y –dicen- “aún queda por avanzar en su operacionalización y las herramientas de regulación. Uno de esos desafíos pendientes, junto con el respeto de sus derechos y la búsqueda de una plena integración social, es la participación e involucramiento de las comunidades en la promoción y cuidado de la salud mental”.Maritza Tapia, periodista Prensa U. de Chile. Fotos: Alejandra Fuenzalida. Viernes 8 de octubre de 2021