Columna: Aumento sin precedentes de la obesidad en escolares

"El incremento de la obesidad infantil, en particular la severa, viene desde hace muchos años", afirma en esta columna el profesor del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos de la U. de Chile (INTA), Dr. Fernando Vio del Río. El académico enfatiza la gravedad de que no exista una política pública sólida para enfrentar este grave problema sanitario y proyecta que los datos de obesidad infantil para el 2021 serán aún peores producto de la pandemia de COVID-19.El nuevo Mapa Nutricional de la JUNAEB 2020 muestra, según lo dice el informe, un “aumento sin precedentes de la obesidad, especialmente la obesidad severa”. Esto es extraordinariamente grave, si consideramos que la obesidad severa significa que un 12 por ciento de los niños de pre kínder, un 11 por ciento de kínder y un 10 por ciento en primero básico tienen un exceso de peso mayor a tres desviaciones estándar del peso que corresponde para su edad.
Estos datos se tomaron durante el 2020 en plena pandemia, participaron 8.440 establecimientos y se lograron 736.369 encuestas válidas (un 20 por ciento menos que en la medición 2019) con gran parte de los estudiantes medidos por los apoderados en sus hogares. Sin embargo, la gran cantidad de niños encuestados reduce el error estadístico y le da validez a la información recolectada.
Si extrapolamos los datos a todos los niños del país, tendríamos aproximadamente 200.000 niños con obesidad severa, la mayor parte con pre diabetes o diabetes 2, hipertensión arterial, hiperlipidemia e hiperglicemia, con grave riesgo para su salud presente y futura. Es cierto que la pandemia puede ser en parte responsable de esta situación por el inmovilismo y problemas con la alimentación producto del confinamiento, pero el incremento de la obesidad infantil, en particular la severa, viene desde hace muchos años.
Lo grave es que no exista una política pública sólida y estructurada para enfrentar el problema. El principal escollo es que la obesidad no es considerada un problema grave de salud por la población, que no demanda una acción potente por parte del Estado para enfrentarla. La demanda solo proviene de algunos profesionales, técnicos y académicos que hemos denunciado el problema desde hace décadas, sin ser escuchados por las autoridades
Existen algunas iniciativas para enfrentar la obesidad infantil, como el Fortalecimiento del Programa de Alimentación Escolar o el Plan Contrapeso de JUNAEB, la Ley de Etiquetado de Alimentos y otras estrategias del programa Elige Vivir Sano y Ministerio del Deporte, pero hasta el presente no han tenido impacto en mantener o reducir el problema.
Por otra parte, el Ministerio de Educación no considera que sea un tema relevante, al no incluir educación en alimentación saludable en sus actividades curriculares y extracurriculares y dejar que las clases de educación física no se hagan, o si se hacen no tienen la actividad moderada o vigorosa que se requiere para que tengan impacto. Una muestra de la falta de prioridad de la actividad física en educación, fue la eliminación de la obligatoriedad del ramo de actividad física en tercero y cuarto medio, a pesar de la oposición de toda la comunidad científica.
En salud, la obesidad tampoco está presente y se pierde la oportunidad de controlar en forma rigurosa a los niños con obesidad severa en la atención primaria de salud, como en su oportunidad se hizo con los niños desnutridos moderados o severos, lo cual colaboró enormemente en la erradicación de la desnutrición infantil.
Los datos del Mapa Nutricional 2020 se tomaron meses después de iniciada la pandemia, la que se mantiene hasta hoy. Esto hace pensar que, si continuamos con el coronavirus, los datos de obesidad infantil van a ser aún peores el 2021, con grave riesgo para la salud futura del país, que ya tiene un 34 por ciento de su población adulta obesa y un 75 por ciento con exceso de peso.
Por lo tanto, desde diversas instancias debemos promover una alimentación saludable en la población chilena, asegurando el abastecimiento y acceso de toda la población al consumo de frutas y verduras y estimulando a los padres para que mejoren la alimentación de sus hijos, haciendo el máximo de actividad física y vida al aire libre que las circunstancias lo permitan.
De otra forma, estaremos condenados a que Chile continúe siendo uno de los países más obesos del mundo, lo que inevitablemente afecta su recurso humano y desarrollo futuro como país.Dr. Fernando Vio del RíoProfesor Titular, Unidad de Nutrición Pública, INTA, Universidad de Chile y Presidente de la Corporación 5 al día ChileMartes 30 de marzo de 2021