U. de Chile genera propuesta para costanera de San Antonio ante PGE

Demostrando que es posible hacer converger la infraestructura portuaria con la calidad de vida de la comunidad, este trabajo de estudiantes de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, encabezados por el académico Alberto Texido, se plantea como un Plan Maestro que propone medidas de amortiguación a los efectos de este mega proyecto, la obra portuaria más grande de la historia de nuestro país. Un eje ambiental, un espacio para viviendas y un terminal de cruceros son sólo parte de la propuesta. A solo meses de que el gobierno saliente comunicara que el proyecto de Puerto de Gran Escala (PGE) -la obra portuaria más grande de la historia-, se construirá en San Antonio, estudiantes de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU), encabezados por el académico Alberto Texido, comunicaron una propuesta para que, de la mano de la construcción del PGE, se desarrollen otras obras que amortigüen el efecto del quehacer portuario, mejorando la calidad de vida de los actuales y próximos habitantes de dicho territorio.
“El proyecto que estamos planteando es una idea de intervención dónde debiéramos focalizar las amortiguaciones y la transformación urbana para la zona en los próximos años”, explicó profesor Alberto Texido sobre la iniciativa desarrollada en el ramo de Taller de Diseño Arquitectónico de la carrera de Arquitectura, la que condujo a la realización de un Plan Maestro.
La propuesta consta de un eje ambiental a lo largo de la costa original que integra áreas verdes, un eje peatonal-comercial, la remodelación de la costanera, nuevas viviendas y oficinas, un terminal de cruceros, una estación intermodal, un museo marítimo, un centro de formación técnica y una nueva caleta; además de un nuevo parque elevado que funcione entre el puerto y la ciudad, y la introducción del mar en la ciudad a través de un canal-humedal. Por su parte, el Puerto a Gran Escala contempla dos nuevos terminales de casi dos kilómetros de alto con 18 hectáreas de suelo ganado al mar, en una construcción en tres etapas.
“El PGE va a traer a cerca de 12 mil nuevos habitantes a la ciudad, y en vez de ubicarlos en la periferia, se abre una oportunidad de densificación bien regulada y armónica en esta faja ambiental que puede mejorar las condiciones urbanas de San Antonio”, detalló el académico.
La inversión portuaria más grande de la historia
La llegada del PEG, como agregó el profesor Texido, está incitando a reflexiones, y lo que la U. de Chile está aportando en esta discusión es este trabajo mediante el cual sus participantes estudiaron el comportamiento actual de la ciudad, sus zonas de deterioro y sus potencialidades. “Lo que hemos descubierto –explicó el académico-, es que esa faja que se llama Barros Luco -que es casualmente la playa original de 1910-, es el sector que tiene el potencial de transformación en una lógica de amortiguación, es decir, un espacio que reconoce la costa original pero a la vez también las posibilidades del crecimiento de la ciudad en términos de esa duplicación de población que pudiera producirse”.
Para Valentina Silva, estudiante que participó en la generación de esta propuesta, una de las fortalezas de la iniciativa es que demuestra que, “como estamos invirtiendo tantos recursos en este proyecto, también es posible generar un plan que promueva la inversión tanto pública como privada para amortiguar los que puede causar el puerto”.
Relevando la calidad de vida de los habitantes del territorio
Compatibilizar la productividad con calidad de vida y en entornos urbanos es relevante porque las ciudades portuarias están recibiendo los impactos de la actividad relacionada con el flujo de carga, con la saturación vial y los efectos de contaminación.
Es por ello que en el marco de este proyecto, como detalló el profesor Texido, “la oportunidad que tiene San Antonio es que como el PGE va a disponer de una cantidad de hectáreas y una zona logística interior, se da claramente la posibilidad de canjear ubicaciones de actividades productivas, permitiendo liberar esta zona para un corredor ambiental y para viviendas bien emplazadas y proporcionadas en términos de edificación. La gran inversión privada que va a haber, que sería de 3.500 millones de dólares, deberá generar dineros en donde cerca del 4 y 5 por ciento servirá para mitigar su impacto, recursos privados que también estarán disponible para generar este tipo de transformaciones”.
Desde el municipio de San Antonio, el alcalde Omar Vera destacó que la propuesta de la U. de Chile tiene la cualidad de que “toma en consideración el desarrollo económico, pero con énfasis en el bienestar de la comunidad, a través del mejoramiento del espacio público. Ese es el sentido y creemos que es posible armonizar ambas dimensiones".
Para Cristian Ovalle, director de Planificación Comunal de San Antonio, la propuesta universitaria es de mucha utilidad en cuanto si bien como tomadores de decisión del territorio “conocemos los problemas locales, es bueno tener una mirada espacial para poder considerar algunos insumos extraordinarios, de tal manera que este proyecto no sea sólo un despegue de lo económico-productivo de la ciudad, sino que también que el territorio se transforme en una ciudad emergente, en donde la gente que vive acá tenga una mejor calidad de vida”.
Una mirada nacional e internacional
Pero no solo el caso de San Antonio ha sido explorado por los estudiantes de la carrera de Arquitectura, equipo que además donó una maqueta del PGE y la ciudad al Museo Municipal de San Antonio. Como parte de este ramo de la malla curricular es que se han generado propuestas en el caso de Iquique, Mejillones y Antofagasta y Valparaíso. Es así como el Taller de Diseño Arquitectónico impartido por el profesor Texido se ha focalizado en los últimos años en problemáticas de ciudad puerto.
“Este ejercicio académico está saliendo de los muros de la universidad a un debate real, aportando con una reflexión que es teórica, pero que también abre la discusión y, desde la experiencia internacional pone sobre la mesa más opciones sobre cómo emplazar buenos proyectos de infraestructura”, concluyó Texido en alusión a casos como las ciudades de Barcelona, Valencia, y Bilbao, en donde zonas industriales obsoletas se han reconvertido; y más próximo a nuestra realidad, a lo que ha sucedido en Guayaquil y en Buenos Aires, “donde el Puerto Madero vivió un proceso de transformación que perfectamente pudo haber sido tapado con tierra y haber generado acumulación de conteiners, pero por el contrario hubo una decisión de ceder parte de su superficie para generar actividades de espacios públicos de recreación y turismo que diversifican la economía, las que dan tanto o más trabajo que sólo la actividad portuaria original”.Texto: Francisca Palma Fotografías: Gentileza equipo FAU.Lunes 11 de junio de 2018