Racismos: una de las claves para comprender la sociedad actual

Convocado por la Cátedra Racismos y Migraciones Contemporáneas de la Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones, el encuentro "Mundo en Movimiento. La Chile piensa los racismos", reunió a la academia con el mundo social para discutir y analizar las diversas formas de expresión de esta práctica asociada a la actual migración; despliegue presente -según diagnosticaron los participantes-, a nivel cotidiano, social, institucional, cultural, entre otros.
“¿Cuál es nuestra historia del racismo?”, fue una de las preguntas que la académica de la Facultad de Filosofía y Humanidades, Celia Cussen, planteó en el seminario “Mundo en Movimiento. La Chile piensa los racismos”, encuentro desarrollado este miércoles 4 de julio y que reunió a diferentes académicos, activistas y organizaciones, para responder, desde diferentes enfoques, este cuestionamiento que hoy se hace presente a nivel social a partir del fenómeno migratorio, en el despliegue de esta práctica discriminatoria y arbitraria.
Convocado por la Cátedra Racismos y Migraciones Contemporáneas de la Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones -encabezada por la académica María Emilia Tijoux-, el seminario ahondó, desde la perspectiva del derecho, la sociología, la salud, la vivienda, entre otras, en las dinámicas de los racismos, un fenómeno “que no es parejo e inmóvil” y que, “es clave para entender el presente”, como planteó la profesora Cussen.
El racismo es una expresión contemporánea de un fenómeno antiguo, la discriminación en base a una apariencia física como indicador de inferioridad”, detalló la académica –quien también es integrante de la Cátedra-, acotando que su expresión actual “es la hija bastarda de la formulación de supuestas razas, que son en verdad categorías muy cuestionables”, taxonomías que se resisten a ser movidas desde el arraigo institucional, social, cultural, etc.
En vista de tal instalación, la profesora Tijoux, recalcó la necesidad de que “un primer ejercicio fundamental para trabajar estas cuestiones es examinar la inmigración pensando al Estado, para interrogar sus fundamentos y sus mecanismos, y buscar en su historia las condiciones sociales e históricas de su génesis”.
La coordinadora académica de la Cátedra, agregó que es crucial “re- historizar al estado, desnaturalizarlo, sacudirlo del olvido”, destrabando su relación con el nacionalismo como ilusión de una "comunidad de raza que se presenta como una gran familia. Diferencias sociales disueltas en una comunidad simulada son remitidas a un origen común completamente mítico”, que por consiguiente produce la construcción de un “nosotros”, y, por ende, de un “otro”.
Los múltiples racismos
La pregunta por la actualidad de los racismos fue abordada desde el género por Mabel Cobos, integrante del Colectivo Warmipura y del Movimiento Acción Migrante (MAM). “Hay quienes insisten en que la desigualdad es producto solo de la clase, pero eso no nos ayuda a comprender del todo las violencias específicas. Ese es sólo uno de los hilos de opresión que interviene en las experiencias migratorias”, explicó Cobos quien agregó que una de las formas de expresión de esta violencia es la estereotipación. “Si se piensa en una persona migrante, siempre es negra; cuando se piensa en mujer migrante -que antes era peruana o boliviana-, ahora es negra. Se cae en prejuicio, en estereotipos, y en un relato único de qué es ser migrante, mujer, madre trabajadora, y se invisibiliza la diversidad de las experiencias de las mujeres en movimiento”, agregó.
Otra de las características del racismo hoy es su encubrimiento, como señaló Emmanuel Mompoint. En esa línea, “son pocas las personas que se atreven a usar el concepto ‘racista’, tanto a nivel de la prensa como de las autoridades. Les ponen otros sinónimos, como clasismo, prejuicio y estigmatización”.
Junto con ello, siguiendo la teoría fanoniana, el médico describió que el racismo es un fenómeno global, pero también sistémico. “El racismo no puede existir como un fenómeno aislado; no puede existir sin una institucionalidad que lo alimente”, dijo, agregando que uno de sus impactos se da en la salud de las personas, donde, “según datos de países desarrollados, repercute en un mayor nivel de enfermedades como la obesidad y diabetes melitus, así como patologías de salud mental”.
En la misma área, Vianny Barrera, encargada de la temática migrante en el Servicio de Salud Metropolitano Norte, se refirió al desconocimiento cultural y por ende, el posicionamiento de superioridad de muchos profesionales del sector, a quienes, “porque nos hemos formado en una visión occidental biomédica, nos cuesta poder ver desde el otro e instituir con el paciente una dinámica en favor del bienestar de salud. Eso es violento. En eso violentamos al paciente cuando le imponemos nuestra visión”.
Sobre este tema, la facilitadora intercultural Aline Phanor, se refirió a los imaginarios planteados sobre cómo son las comunidades migrantes, los que han derivado en violencia institucional como, por ejemplo, la derivación de niños al SENAME. “He escuchado que la gente dice que las haitianas son insensibles, que no aman a sus hijos, que piensan en la plata, pero uno tiene que pensar primero, si yo estuviera en otro país, ‘¿qué haría yo?’ Me encantaría que la gente lo piense”.
Desde lo laboral, para Mirian Campuzano, miembro de la unión nacional de trabajadores y de la mesa intersindical migrante, uno de los mitos que se erigen desde un posicionamiento racista es que “los migrantes vienen a quitar el trabajo”, realidad que se contrapone a las cifras donde, “de los más de 8 millones de trabajadores, sólo 168.815 son extranjeros o migrantes. Eso equivale a un 2,1 por ciento del empleo nacional”.
En esa misma línea, Eduardo Cardoza, integrante de la Cátedra y del MAM, señaló que hoy se “cosifica al migrante al entenderlo sólo como capital humano, como mano de obra del sistema”. Al mismo tiempo, a nivel normativo e institucional, “el Estado segrega al separar la migración de la realidad social en que está inmersa, para que siga existiendo aisladamente y controladamente”.
Las consecuencias de una normativa racista
El académico de la U. Central e integrante de la Cátedra, Eduardo Thayer, se refirió a la actual política migratoria del gobierno, desplegada en medidas administrativas, una minuta presidencial y en una indicación sustitutiva conducente a una nueva ley de migraciones. Lo que está haciendo el ejecutivo con esta política es “una institucionalización de la idea de la transitoriedad permanente”.
“Esto nos pone a tono con las políticas migratorias que están llevando a cabo los principales países receptores del mundo”, quienes “vienen cerrando las fronteras y creando sistemas represivos y de fortalecimiento de la institucionalidad del acceso a los derechos”, situación que fue diagnosticada por Thayer como “sistemas que contribuyen al fortalecimiento de un Estado policial”.
“Una política que pretende regular la trayectoria de los migrantes desde dispositivos de frontera hace que eso vaya probablemente a fracasar y a prolongar el estatus precario de los migrantes en la sociedad”, continuó el académico.
¿Por qué la vivienda y la salud no han sido han sido consideradas como otras de las dimensiones claves que son necesarias de incluir en este proyecto", se preguntó Yasna Contreras, académica de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU) e integrante de la Cátedra, respondiendo que hoy una respuesta positiva se complejiza. "Cómo podría ser la vivienda una discusión en la materia si en términos reales tiende a conceptualizarse como un objeto, sin comprender que no es sólo el soporte donde el sujeto se ancla, sino que uno de los elementos que articula sus espacios cotidianos", continuó.
La profesora de la FAU también tuvo palabras para referirse al tema habitacional, señalando que "el acceso a la vivienda en espacios informales no es el antónimo al habitar formal. Los espacios informales son otra forma de producir los territorios, no es la negación. Es la denegación de la necesidad de supervivencia del ser humano".
Desde una mirada más histórica a la legislación migratoria en Chile, la profesora de la Facultad de Derecho e integrante de la Cátedra, Liliana Galdamez, explicó que la normativa ha tenido –y tiene hasta la fecha- un doble tratamiento, un “estatuto jurídico diferenciado”. Primero, a finales del siglo XIX e inicios del siglo XX en cuanto a la migración espontánea versus la “otra migración buscada e incentivada a través de, por ejemplo, a través concesiones de tierra y exenciones de impuestos”, la misma fundada en la idea del “blanqueamiento de la raza”; situación que se repite hoy día "entre nacionales y personas extranjeras".
A un nivel más global de la institucionalidad migratoria, el investigador de la División de Poblaciones de la CEPAL e integrante de la Cátedra, Jorge Martínez, se refirió al marco de Naciones Unidas en la materia, desplegado a través de dos pactos en desarrollo: uno sobre Refugiados y otro sobre migraciones. A esto se suma la Agenda de Desarrollo Sostenible, que tiene 17 objetivos y 169 metas. “Esta agenda incluye metas sobre migración, las que no están consagradas al cierre de las fronteras, sino que a las libertades, eso sí, con condiciones: segura, ordenada, regular y además, responsable”, explicó el investigador, quien cuestionó cómo se están viendo dichos parámetros hoy. “Lo que yo puedo dar cuenta es que acá en Chile lo regular fue asociado con regulado, cuando todo el contenido del pacto y la agenda habla de facilitar la migración”, sentenció Martínez.Texto: Francisca Palma Fotografías: Felipe Poga Jueves 5 de julio de 2018