"Ningún país llegó a ser desarrollado sin invertir en ciencias"

Presidenta de la Academia Chilena de Ciencias y Profesora Titular de la Facultad de Medicina, Cecilia Hidalgo, la primera mujer en adjudicarse el Premio Nacional de Ciencias Naturales en 2006, tiene una reconocida trayectoria en el mundo científico, que trasciende las paredes del laboratorio y el trabajo en investigación. Su liderazgo en este ámbito ha sido también destacado en la promoción de la ciencia, siendo una de las voces que pujó por la creación del ministerio del ramo y que ha insistido en los últimos años sobre la urgencia de aumentar la inversión científica en Chile. Por qué y para qué necesitamos tener más ciencia, y cuáles son los efectos que esto podría tener, son algunos de los temas que trata en la siguiente entrevista.Su nombre es relevante en la neurociencia local, y sus estudios en biología celular, molecular y el cerebro, han tenido impacto a lo largo de su extensa carrera que comenzó como estudiante de la carrera de Bioquímica en la U. de Chile. Sin embargo, María Cecilia Hidalgo, también es una voz que el mundo político y la ciudadanía reconoce por su activa promoción de la ciencia en Chile.
Entre 1995 y 2001 integró Comisión Asesora Presidencial en Materias Científicas, y luego en 2015 fue convocada por la Presidenta Michelle Bachelet a participar de la Comisión Ciencia para el desarrollo de Chile, instancia que concluyó que la creación de un Ministerio de Ciencia Tecnología e Innovación, era una necesidad urgente para el país. Aquella idea se concretó el pasado mes de diciembre, cuando el gobierno oficializó el Ministro de las Ciencias, Tecnología e Innovación, a cargo del también profesor de nuestra Universidad y colega de la Dra. Hidalgo, Andrés Couve.
Cierta de que en el ministerio están trabajando arduamente para sentar las bases de la nueva institucionalidad, la Dra. Hidalgo señala que aún es muy pronto para evaluar esta instancia. No obstante, aseguró que tiene la esperanza puesta en que ésta logre convencer a los tomadores de decisión de una medida que hace años el mundo científico viene pidiendo: el alza en el presupuesto en ciencia que hoy llega a sólo el 0,38 por ciento del PIB del país, muy por debajo del promedio de 2,4 por ciento de inversión de los países de la OECD en este ámbito, y mucho más lejos de otros como Israel y China, en los que esta inversión se instala cerca del 4 por ciento.
El común de la gente muchas veces no entiende en qué nos puede servir la inversión en esta materia. Según usted, ¿para qué debemos aumentar la inversión en ciencias?
Lo primero que hay que hacer es aumentar la comunidad de científicos porque somos muy pocos. La densidad de científicos en Chile es como un séptimo de la OCDE, y en algunos países es mucho más alta todavía. Tenemos una comunidad muy pequeña, que hasta ahora produce muy buena ciencia, pero está llegando más gente y como no hay recursos frescos para incorporarlos, estamos comenzando a competir por estos mismos fondos, y eso ha significado que grupos muy productivos se queden sin financiamiento.
Vinculado a este tema, hoy los profesionales jóvenes que se fueron a especializar afuera a través de programas estatales, reclaman que no tienen cabida en el sistema.
Claro, no hay un plan organizado –y espero que en el ministerio esto lo contemplen y lo puedan resolver–, para incorporar unos pocos científicos. El problema es que después van a llegar muchos más, hay mucha gente que se fue afuera a hacer doctorado, postdoctorado con el Programa Becas Chile, y súmale a eso todo, la gente que estamos formando en el país, que tiene una formación excelente.
Pese a que usted menciona que la masa de científicos es pequeña en Chile, vemos a muchos publicando en revistas prestigiosas, participando de estudios de alto nivel internacional. ¿Cuál es el impacto que la ciencia local está logrando?
Yo creo que somos número uno en América Latina en cuanto a la calidad de las publicaciones que generamos, somos muy eficientes, porque con la baja inversión que tenemos, logramos muy buenos resultados.
El problema es que eso se hace precarizando las condiciones. Por ejemplo, de los científicos jóvenes que se integran a trabajos más inestables, ¿no?
Sí, ahí hay un reclamo bien fuerte de la precariedad de la gente que está contratada para trabajar por proyectos, por ejemplo. Porque si hay un grupo que durante seis períodos consecutivos ha tenido proyectos Fondecyt, y forma un grupo de gente en torno a ellos, tienes ayudantes técnicos pagados por Fondecyt, algunos estudiantes, y de repente, de un día para otro, por muy productivo que sea, se cae, quedan sin financiamiento. Entonces, es precario para la gente que está trabajando en ese grupo.
También pensando en las razones para invertir en ciencias, ¿cómo se puede dar a entender en un país como el nuestro, con tantas necesidades, la urgencia de invertir en ciencia?
Bueno, porque tenemos muchos problemas país que los vamos a resolver con ciencias. No los podemos resolver de otra manera. ¿ Va a venir alguien a resolver desde afuera el problema que tenemos de obesidad infantil? ¿Qué va a pasar con esos niños cuando sean ya mayores? ¿Qué riesgos de salud representa haber crecido obesos? Son cosas a las cuales tenemos que dedicar trabajo e investigación.
Otro problema que tenemos es que en Chile estamos aceleradamente generando una población envejecida, y eso tiene costos importantes en salud, y sobre todo la gente de sectores más pobres, envejece mal. Tenemos que ver cómo generamos formas en que la gente pueda envejecer mejor, investigar qué tipos de actividades tienen que tener, qué tipo de comidas deberían comer, cómo arreglar su salud bucal para que puedan comer mejor. Hay una cantidad de problemas por ese lado increíbles. Y hay muchos otros como la investigación sobre la contaminación de nuestros océanos, los temas medioambientales. Falta ciencia, falta investigar en problemas país importantes.
Se ve también que en Chile el mundo privado no se ha sumado a este desafío de la ciencia y las nuevas tecnologías, ¿cómo lo ve usted?
El sector privado debería participar de forma importante en todo esto. Ahí entramos en un tema bien complejo. Creo que en este momento todavía están muy conformes con el desarrollo que ellos tienen basados en un modelo extractivista. El problema es que eso no va a durar para siempre, vamos a tener que en algún momento que poner valor agregado a lo que estamos exportando.
¿Y por qué les cuesta tanto dar ese salto?
Porque están cómodos en esta situación, ese es mi diagnóstico. No ven la necesidad de hacerlo, porque si lo vieran… Es gente inteligente, lo haría inmediatamente.
Los países desarrollados y que hoy tienen más poder en el mundo, tienen un fuerte desarrollo en ciencia, tecnología e innovación. ¿Eso es algo que también debemos subrayar al pedir más inversión para estas áreas?
Exactamente. No hay ningún ejemplo de un país que haya llegado a ser desarrollado sin una inversión significativa en ciencia. Mira lo que está haciendo China ahora: ¡Está apoyando la ciencia de una manera increíble! El 2015 la OCDE emitió un informe que decía que Chile tiene que avanzar hacia una sociedad del conocimiento, si quiere avanzar hacia su desarrollo, y estamos estancados. He estado participando de numerosas declaraciones pidiendo que esto se haga y caemos en oídos sordos, porque no logramos convencer a quienes toman las decisiones de que aumenten un poco la inversión. No estoy diciendo que de un día para otro la suban del 0,38 por ciento del PIB a 1 por ciento. Pero lo puede hacer de forma gradual, puede subirlo un 0,15 por año, y no estamos hablando de cifras descomunales, el país no se va a arruinar por eso.
Este objetivo de llegar a una inversión de 1 por ciento del PIB en ciencias, ¿en qué plazo podría darse?
A mí me gustaría llegar al 1 por ciento en cinco años. Eso es factible y no es tanto. Tenemos que convencer a las autoridades que generan el presupuesto, de que esta inversión es sólo positiva, y lo único que va a hacer es ayudar a que el país sea más desarrollado y a generar soluciones a problemas que tenemos ahora, y problemas que vamos a enfrentar a futuro.
¿Qué país logró dar el giro hacia el desarrollo científico, que hoy podamos mirar como ejemplo?
Hay muchos países que lo han hecho bien. Corea del Sur es uno. Hace 20 años atrás era un país muy pobre y decidieron invertir fuerte en ciencia y tecnología. Y mira cómo está Corea del Sur ahora. Hay que tener una visión de largo plazo. Y ese es el problema, no lograr convencer a nuestros gobiernos porque esto no da resultados inmediatos, es una inversión país que se hace a largo plazo.
Considerando la centralización de Chile, ¿una eventual inversión en ciencia también debiese dirigirse a las regiones?
Por supuesto, esa es otra de las razones por la cual debemos aumentar el número de científicos en Chile: tenemos que tener ciencia de buena calidad en las regiones. No puede estar todo concentrado en la Región Metropolitana, tiene que haber buena ciencia en todas partes, y que podamos hacer redes, que podamos atacar problemas en común.
Hoy tenemos muy buenos investigadores en regiones, pero no son un contingente masivo que se agrupe y que pueda hacer la misma clase de investigación que hacemos los centros que estamos aquí en Santiago, salvo algunas muy contadas excepciones. Uno quisiera ver un centro muy bien financiado y muy bien equipado en Arica o en Iquique, que tenga toda una gama de gente trabajando en un problema, interconectados desde sus distintos puntos de vista.Texto: Francisca Siebert UChile Martes 3 de septiembre de 2019