El impacto de la pandemia en los adultos mayores

Los más de seis meses de confinamiento voluntario o mandatorio, han impactado no solo en la calidad de vida de los adultos mayores, sino que también en la percepción social sobre su posición en la familia. Dos académicas de la Red Transdisciplinaria sobre Envejecimiento analizan la resignificación de la tercera y cuarta edad en el encierro. "Se ha generado una homogenización de los adultos mayores", afirman.Durante casi seis meses el Gobierno mantuvo decretada una cuarentena obligatoria a personas mayores de 75 años en medio de la pandemia por Covid-19. Actualmente este sector etáreo representa más del 60 por ciento de los casos de fallecidos por el virus; y recién el pasado 2 de septiembre se levantaron algunas restricciones que les permite el tránsito en comunas en cuarentena y en transición. Esto, después de que un grupo de senadores enviara una carta al ministro de Salud con cifras que apuntan a que casi un 30 ciento de los adultos mayores viven solos o acompañados de otro adulto mayor, por lo cual el confinamiento al que se les sometió se trató de un aislamiento social que les dificulta incluso poder acceder a alimentos o medicamentos.
“En este caso, no se consideraron las diferencias que hay entre las personas mayores, y la heterogeneidad de la población”, explica Daniela Thumala, psicóloga e integrante de la Red Transdisciplinaria Sobre Envejecimiento de la Universidad de Chile. “Para una persona mayor de 75 años en condiciones de fragilidad quedarse en la casa, es una medida de cuidado, pero para una persona de 75 que está saludable, esto es percibido como una discriminación, como una injusticia, como un castigo”.
“En las personas mayores hay que considerar algunos factores, porque es una población heterogénea. Las condiciones en las que están son distintas, no se pueden uniformar. Una persona mayor que está con su familia, acompañado, donde puede recibir ayuda, representa un caso muy distinto a una persona mayor que está con problemas económicos importantes,que está aislado y no tiene cómo abastecerse”, profundiza.
La percepción social de la tercera edad
En este sentido, la antropóloga de la Universidad de Chile, Paulina Osorio, también parte de dicha Red, afirma que la percepción social de la tercera edad, como una población frágil que requiere de cuidados y que pasan a ser una suerte de “hijos” de las familias “se refuerza y se profundiza en pandemia”.
“En el mismo hecho de catalogarlos dentro de la población de alto riesgo, ya tiene una significación. Son vistas como aquellas personas que requieren de mayor atención; y, si bien, puede ser así, les limita o invisibiliza a la población más activa de las personas mayores. Entonces lo que hace el contexto es agudizar y profundizar la marginación o la exclusión en la cual se encuentran las personas mayores y la vejez”. Para Osorio, “todo lo que se había ganado en identificar la diversidad en la vejez, los diferentes aportes que pueden hacer a la sociedad chilena, ha sido invisibilizado por la pandemia.
Aún así, Osorio afirma que “esto ha generado una reacción en las propias personas mayores, eso es interesante, porque han generado resistencia a esta categoría como personas que no pueden decidir, que se van a enfermar, que no van a ser responsables, o que otros deben decidir por ellos. Las personas mayores poco a poco han empezado a sacar la voz, puede que esto represente un cambio al pensar en políticas públicas enfocadas en la tercera edad”. En este sentido enfatizó en la necesidad de contar con información centralizada sobre las condiciones de vida de las personas en la tercera y cuarta edad.
En el encierro
Si bien la psicóloga Daniela Thumala enfatiza que la sensación de incertidumbre que se puede asociar al encierro puede afectar a toda la población por igual, “hay personas de la tercera y cuarta edad con muchas herramientas psicológicas para superar la adversidad”, afirma, "pero también hay casos más delicados. Una paciente me comentaba que al tener 80 años, no quería pasar el tiempo que le queda de vida encerrada, y esa sensación es muy comprensible. Esto produce un impacto que hace difícil la situación para muchas personas mayores, el hecho de no poder ver a sus familiares, de abrazar a sus nietos, de no estar físicamente acompañados por supuesto que es algo que afecta; puede ser un caldo de cultivo para desarrollar malestar que puede traducirse en eventual depresión, algún tipo de trastorno del ánimo”.
En paralelo se identifican problemas relacionados a la poca movilidad, para este propósito la Red Transdisciplinaria sobre Envejecimiento, que nace como una respuesta institucional de la Universidad de Chile -para posicionar en la sociedad a la vejez y el envejecimiento como temas de derechos de las personas- lanzó una serie de videos prácticos con ejercicios para los adultos mayores con los que se puede evitar un letargo muscular o profundizar un deterioro muscular.

Estefanía Labrín, Prensa U. de Chile. Martes 22 de septiembre de 2020