Caso Assange: ¿En qué consiste el asilo político y diplomático?

La decisión del gobierno ecuatoriano de retirar el asilo político que desde el año 2012 le había otorgado al periodista y creador de Wikileaks, Julian Assange, ha generado amplio debate entre juristas y defensores de la libertad de expresión. En una región que durante su historia ha visto pasar numerosas guerras y dictaduras, el asilo es casi una institución sagrada, pero en otros países el concepto es entendido de otras maneras. El profesor de la Facultad de Derecho, Sergio Cortés, explica las distintas visiones que existen al respecto.El ingreso de la policía británica a las instalaciones de la Embajada de Ecuador en Londres para arrestar a Julian Assange, fundador y editor de WikiLeaks, dio término este 11 de abril a un largo asilo que duró casi siete años, en los que el gobierno de Estados Unidos buscó infructuosamente la extradición del periodista bajo cargos de conspiración por haber aceptado robar una contraseña para entrar en una computadora clasificada del gobierno de EE.UU.
La retirada del asilo diplomático otorgado por Ecuador durante el gobierno de Rafael Correa se sustenta en el derecho soberano de ese país sudamericano, que alega que Assange habría violado disposiciones establecidas en las convenciones sobre asilo diplomático de La Habana y Caracas, llegando al compromiso con Reino Unido de que no sería extraditado a un país en el que pudiera sufrir torturas o pena de muerte.
Sin embargo, la imagen del periodista rodeado de policías al interior de una legación extranjera pone en tensión el concepto mismo de asilo, el que en el pasado ha tenido una importancia fundamental para la sobrevivencia de miles de personas en momentos de tensión política en diferentes países del mundo. Pero, ¿en qué consiste el asilo político?
El profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad, Sergio Cortés,  explicó que el asilo diplomático se remonta a los siglos XVI y XVII, como resultado de la paz de Westfalia, en un esfuerzo que buscó originalmente garantizar cierta protección a los representantes de los distintos Estados durante misiones oficiales. Luego se concibió como un mecanismo de protección a quienes se encontraran perseguidas por motivos políticos.
“Lo interesante de ambas figuras es que se complementan en el caso de Assange, que junto con solicitar asilo político se instaló en la embajada de Ecuador, combinando ambos”, destacó Cortés, recordando que la soberanía ecuatoriana sobre su legación protegía al periodista.
Una institución regional
La institución del asilo es una práctica que se encuentra mucho más arraigada en América Latina –junto a Portugal y España-, que en otras partes del mundo, donde no cuenta con el mismo grado de respeto o tradición.
Desde el mismo proceso de consolidación de las jóvenes repúblicas sudamericanas, el asilo de perseguidos u opositores políticos se instaló como una práctica constante, como lo demuestra el destino de Bernardo O'Higgins y de numerosos líderes caídos en desgracia durante las guerras del siglo XIX o las revoluciones de principios del siglo XX.
La Guerra Civil Española fue otro episodio en que las embajadas latinoamericanas destacaron como sitio de refugio para los perseguidos: primero de partidarios del levantamiento militar en la zona republicana, y luego de opositores a la dictadura de Franco tras la derrota de la novel democracia.
“A lo largo de los años en la región se ha respetado históricamente el asilo político y diplomático, e incluso fue respetado por la mayoría de las dictaduras militares que inundaron la región durante la década del '70 y '80 del siglo pasado. Así, Ecuador está infringiendo la tradición latinoamericana como no lo hizo ni siquiera Pinochet, cuando no se metieron a las embajadas a sacar a la gente”, explicó Cortés.
La decisión del presidente Lenin Moreno sería así una excepción dentro de la costumbre latinoamericana, equiparable sólo al caso de Haya de la Torre en Lima en los años '40, que estuvo casi 5 años en la embajada de Colombia en Lima esperando un salvoconducto, o de la dictadura argentina que se negaba a autorizar la salida de Héctor Cámpora y Juan Manuel Abal Medina del país.
El profesor Cortés recordó que en Europa el asilo político no se entiende de la misma forma que en Latinoamérica: al contrario que la experiencia regional, los países europeos ponen mucho más reparos a la hora de entregar salvoconductos para que los asilados salgan hacia el extranjero. “Esta lógica distinta se expresó en casos impactantes durante la Guerra Fría, donde hubo un cardenal húngaro asilado por años en una embajada, o cuando después de las revueltas en Checoslovaquia y Polonia había asilados esperando mucho tiempo poder salir”, afirmó Cortés.Texto: Felipe Ramírez Prensa-UChileJueves 11 de abril de 2019