Académico relata las claves de la exitosa reconstrucción de Santa Olga

En su libro "La tormenta de fuego y la Nueva Santa Olga", Sergio Galilea, profesor del Instituto de Asuntos Públicos, también propone medidas para evitar estos siniestros. El texto, lanzado este lunes 11 de marzo, fue comentado por Paulina Saball, ex ministra de Vivienda y Urbanismo; Guillermo Turner, gerente de Asuntos Corporativos de CMPC; y Mónica Sepúlveda, presidenta de la Junta de Vecinos de Santa Olga.
Un pueblo completo hecho cenizas. Tras ser totalmente arrasada y desaparecer producto de las llamas durante los incendios forestales del verano de 2017, Santa Olga, una localidad de 5.000 habitantes ubicada en la Región del Maule, inició un proceso de reconstrucción que requirió la colaboración de actores gubernamentales, dirigentes vecinales y el mundo privado. No se registró ninguna vivienda reparable tras el paso del fuego.
El libro La tormenta de fuego y la Nueva Santa Olga, escrito por el académico Sergio Galilea y editado por el Instituto de Asuntos Públicos, fue presentado este lunes 11 de marzo y cuenta cómo, a partir de las cenizas, se levantó una nueva localidad. Además, repasa la magnitud de los incendios forestales de 2017 y propone medidas para prevenir estos eventos.
Tras la enorme destrucción, ocurrida en tan solo horas, el Gobierno “decide no hacer un pueblo de emergencia, sino una ‘Nueva Santa Olga’”, con un liceo de alto estándar, un amplio terminal de buses, plazas y viviendas de alta calidad, según cuenta en su libro el académico del Instituto de Asuntos Públicos Sergio Galilea.
En 2017, en su calidad de subsecretario de Obras Públicas, el profesor Galilea tuvo la responsabilidad de desempeñarse como coordinador Nacional para la Reconstrucción de las zonas afectadas por los incendios forestales de ese caluroso verano.
Una de las razones del éxito del proceso reconstructivo fue la colaboración de actores públicos y privados. Guillermo Turner, director de Asuntos Corporativos de CMPC, destacó la reacción ante el fuego en relación a lo que ocurre en otros países. “Incendios en California o en Australia han sido muy difíciles de controlar. Chile controló este incendio con relativa rapidez y en un proceso de reconstrucción con alianzas público-privadas que es digno de estudio, como lo hace Sergio Galilea en su libro. Acá actuaron el Estado, las empresas y también organizaciones civiles, como Desafío Levantemos Chile”, planteó.
También se destaca el trabajo conjunto con los dirigentes locales. “La decisión de trabajar con la gente es riesgosa. A veces hay mucha desesperanza, ¿y cómo construyes esperanza? Pero era nuestra convicción. Trabajar con la gente es impagable y logra finalmente procesos eficientes”, relató el profesor Sergio Galilea.
Según Mónica Sepúlveda, presidenta de la Junta de Vecinos de Santa Olga, la interacción entre las autoridades y los representantes de los vecinos era constante e implicaba acuerdos y desencuentros. “Un dirigente vecinal en general no tiene mucha relevancia, más que en organizar ciertas actividades locales, como el bingo. En la reconstrucción, en cambio, marcamos presencia, nos involucramos como dirigentes, alzamos la voz, golpeamos la mesa, nos peleamos, también nos encariñamos y hemos sido capaces de levantar una población completa”, aseguró.
Precisamente, el establecimiento de confianzas entre los diferentes actores involucrados, las autoridades locales, los vecinos, los dirigentes, las organizaciones y el sector industrial, fue relevante para avanzar en la reconstrucción. Así lo relata el profesor Galilea en su libro.
En esto coincidió Paulina Saball, ex Ministra de Vivienda y Urbanismo. “El equipo de Vivienda y Urbanismo del Maule estuvo sometido a un estrés enorme y ya había pasado por el 27F. Pero había un muy buen trato y relación entre ellos y los vecinos. No hay ningún desastre igual a otro, cada uno es absolutamente único, y por eso es necesario resaltar la empatía con la particularidad de cada proceso”, explicó.
Prevenir los megaincendios
Los grandes siniestros forestales no son episodios raros en Chile. Pese a ello, en nuestro país “las capacidades de las brigadas y los equipos de extinción del fuego, y la prevención, fiscalización y monitoreo del fuego es históricamente débil”, según señala el profesor Galilea en su libro.
Por ello, el texto proporciona algunas consideraciones para evitar y enfrentar estos eventos, que dicen relación con el levantamiento de información de las instalaciones en las zonas de riesgo, y del establecimiento de normas para prevenir la propagación del fuego.
Una de las recomendaciones es que los procesos productivos en las actividades forestales, eléctricas, camineras y de suministro de agua adopten ciertas normas para disminuir los riesgos de siniestralidad. Así, por ejemplo, los grandes planteles forestales deberían establecerse a cierta distancia de los poblados y los caminos, y tener una menor densidad de plantaciones en sus zonas límites. Además, es relevante reforzar la limpieza de las vegetación cercana a tendidos eléctricos y caminos.
Otra propuesta es establecer instrumentos de ordenamiento territorial, que definan las áreas de riesgo de desastres, los límites urbanos de las localidades y los criterios de localización de las áreas industriales y de explotación forestal. Asimismo, se plantea la necesidad de regularizar los cortafuegos, estableciendo en los privados la responsabilidad de establecer cortafuegos productivos, y en los municipios, cortafuegos preventivos.
Texto: Mariana Ardiles Fotografías: Alejandra Fuenzalida UChileLunes 11 de marzo de 2019