30 años de la Web: A defender la memoria común de la humanidad

"Este aniversario de la Web es un buen momento para reflexionar sobre cómo los humanos debemos defender nuestras creaciones comunes, nuestros recursos comunes", dice en la siguiente columna Claudio Gutiérrez, académico del Departamento de Ciencias de la Computación de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas este 12 de marzo, a 30 años del primer uso de la World Wide Web. Este mes se conmemoran 30 años de la World Wide Web (conocida en castellano como la "web" o popularmente en Chile como la "güéh"). Es importante indicar, antes de seguir que la Web no es lo mismo que Internet, esa red de cables y protocolos sobre los cuales se levanta la Web.
Entonces, ¿qué es la Web? En mi opinión, es el artefacto tecnológico más relevante creado por los humanos desde la invención de la escritura. Es la culminación del esfuerzo, que viene desde que somos humanos, de crear un espacio universal de datos (signos), información y conocimiento, esto es, una memoria universal compartida por todos los humanos.
Escribe Harari en su serie de best-sellers que lo que nos hizo fuertes como humanos es nuestra capacidad de generar grandes ideas que mueven personas y organizan sociedades (algunas mejor que otras). La Web es el artefacto tecnológico más grande, más universal creado y mantenido por los humanos (¡por todos los humanos!) para servir de soporte a eso que nos define: las ideas, los proyectos, el conocimiento, la información, las imágenes, los videos que definen nuestro ser humanos. Una gigantesca creación colectiva basada en algunos simples protocolos.
Tim Berners-Lee, su creador, lo definía así: "El concepto de la Web integraba muchos diferentes sistemas de información, formando un espacio imaginario abstracto en el cual las diferencias entre ellos no existían. La Web tenía que integrar toda la información de cualquier tipo en un solo sistema", e indicaba que era crucial que la Web estuviese más allá de marcas de computadores, no dependiera de un software particular, esto es, que no fuese capturada por compañías privadas ni estándares de determinados grupos. Eso se llama ser universal, casi como las lenguas que hablamos: creación de todos, servicio a todos, sin dueño, abiertas a enriquecerse, sin que nadie pueda "cerrarlas" y transformarla en negocio particular.
También debía ser independiente del idioma para permitir la colaboración entre países y culturas diferentes, aceptar tanto texto como multimedia, esto es, todas las expresiones de la creatividad humana, y ser accesible a toda la gente, tanto en términos de su lengua, su cultura, como de sus capacidades, por ejemplo, visuales, auditivas, motoras o cognitivas.
Como toda obra humana, por supuesto que su realización actual difiere un poco del ideal, del proyecto original. Esta constante lucha de los humanos por el ideal, contra la fuerza de la tradición, de los intereses mezquinos, de la apropiación por particulares, de la amenaza a su universalidad, también tiene un campo de batalla en la Web. Éstas se expresan hoy en el conflicto por mantener la "neutralidad" de la Web, por evitar que los grandes consorcios (como ocurre en la prensa) se apoderen y privilegien sus contenidos por sobre los del ciudadano común, por evitar sesgos en el acceso a determinados sitios y lugares, por evitar la censura directa de contenidos, por evitar la entrega a las fuerzas ciegas del mercado de las regulaciones que debieran basarse en decisiones de todos.
Este aniversario de la Web es un buen momento para reflexionar sobre estos asuntos, en particular, sobre cómo los humanos debemos defender nuestras creaciones comunes, nuestros recursos comunes (como el agua y los espacios en esta tierra, hoy amenazados), sobre cómo los humanos nos estamos creando continuamente (en este caso, desarrollando contenidos y comunicaciones sobre la Web), sobre cómo los humanos deveniremos lo que nosotros decidamos ser, y por ello es tan importante, en este aniversario, recordar que el ideal de la Web no es algo dado, asegurado, sino algo que entre todos estamos creando a diario. Es el soporte virtual de lo más querido que tenemos como humano: nuestra memoria común. ¡Larga vida a la Web!Texto: Claudio Gutiérrez, académico Departamento de Ciencias de la Computación Martes 12 de marzo de 2019